
Desde el momento en que las luces se apagaron, todo habia cambiado. Tumbado despierto en un cuarto vacio, en mi cabeza todo se siente igual. Como el sabor del día en que te fuiste que todavía perdura en mi aliento y la humedad de las lagrímas que dejaron una mancha donde tu habias llorado. Totalmente solo con la lenceria que todavía cuelga en mi cama. La conservo con la intención de regalarla pero en cambio la dejo ahí. Tres días más hasta que vea tu cara. Me temo que es demasiado. Preparo una comida y arreglo la casa, marco tu número, cuelgo. Ahora cada tarde es una encarnizada pelea y estoy comiendo solo en mi casa en una noche de viernes. Sé que tus amigos dicen : "estas perdiendo solo tu amor y tiempo".
Pero nunca dejaré que cambies de opinión.
Pero nunca dejaré que cambies de opinión.
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